Por Carolina Puppo
La escena es una calle llena de autos abandonados en un día de tormenta, donde el gris apenas se aclara cuando entre los truenos asoma algún relámpago. En un cruce de coordenadas del Conurbano Bonaerense, un nene de siete años juega a conducir una de esas máquinas de rugidos perdidos, como los que ahora salen de su boca. En un vaivén de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, el pequeño mueve el volante y se desplaza por rutas imaginadas, cuando una sombra lo distrae. Mira por el espejo retrovisor. No ve nada. Entonces voltea y la oscuridad se revela: una figura mitad Drácula, mitad Lucifer se levanta y emite sonidos guturales. El niño enmudece. Lo que sigue es sonidos de puerta metálica que se abre y se cierra, pasos agitados bajo la lluvia y portazo de madera. Casi cinco décadas después, el que cuenta la historia con imágenes que alborotan la sangre es su protagonista: el guionista y productor argentino Guillermo Salmerón. “Estuve varios días sin dormir, todo trastornado por aquella experiencia, que fue el primer julepe de mi vida”, cuenta y confiesa que identifica esa vivencia de terror como la escena fundacional de varios escritos de suspenso de su vida profesional.
Salmerón narra en primera persona el primer «julepe» de su vida.
Salmerón detalla que ese ser oscuro y andrajoso que se levanta en el asiento trasero no nació en la imaginación de su yo niño, pero sí abrió puertas para creaciones reales de producciones dignas de reconocimiento, como El Marginal 1 y 2, Televisión por la identidad, Maradona Sueño Bendito, y la biopic del expresidente Carlos Menem, protagonizada por Leo Sbaraglia, que se unirá, en 2024, a los miles de películas y shows de TV del catálogo de Prime Video.
“Cuando dije en mi casa que había algo adentro del auto, salimos. Abrimos la puerta del vehículo y no había nadie. En mi casa creyeron que era un invento. Pasaron los días y estaba con mis amigos jugando a la pelota y veo pasar a este personaje, que era un linyera, que había empezado a parar en el barrio y que había buscado cobijo adentro del auto mío durante la lluvia. Reconocí al tipo. Y después mi papá le fue a preguntar si era cierto que había estado adentro del auto. Entonces toda la familia me empezó a creer”, resume el autor y refuerza que varias de las escenas que ha escrito para sus series de ficción están basadas en esa vivencia infantil en un entorno que califica como “Walking Conurban”, en alusión a The Walking Dead, la serie de televisión estadounidense de drama horror postapocalíptico. “En lo profesional uso y abuso mucho de recursos que tienen que ver con esa experiencia”, cuenta.
En ese sentido, en El Marginal evoca la experiencia de infancia, cuando en medio de las tumbas de un cementerio enmarcado por la tormenta, los personajes Diosito y Borges, interpretados por Nicolás Furtado y Claudio Rissi, entablan un negocio turbio con un hombre que conduce un auto viejo y luego escapan de la Policía, mientras los disparos se confunden con los truenos.
“En lo profesional uso y abuso mucho de recursos que tienen que ver con esa experiencia”, cuenta Salmerón.
“Lo que también uso mucho es algo que siempre me dio miedo y que me gusta, y que es cuando alguien se esconde detrás de un lugar con cortinas como pueden ser los roperos que tiene varitas, y se ve la subjetiva de los personajes, que están desde adentro, ahí, acovachados, escondiéndose de un asesino, de alguien que los persigue, y que de repente se ven pasar sombras alrededor de eso, hasta que finalmente siempre la puerta se termina abriendo abruptamente. Lo he usado en varias ocasiones y es de las cosas que más me asustan cuando las veo en las películas, esos planos desde adentro de los escondites”.
En referencia a las películas, Salmerón confiesa que historias de suspenso reales, del estilo Cabo de Miedo, le hicieron pegar buenos julepes. “Me asustan esos thrillers que tienen todos los trucos para hacerte levantar del asiento. Pero no me provocan nada las cosas paranormales, por ejemplo, fantasmas, películas de terror. Esas más bien me dan gracia. Entonces las estoy mirando y todo el tiempo tengo mucha conciencia de que son ficciones. Como no creo en eso, no me llego a compenetrar. Por eso, los grandes julepes que he tenido con películas son con las buenas de suspenso, con asesinos tremendos, de persecuciones, que aparecen en las casas”, rememora el guionista.
“Me asustan esos thrillers que tienen todos los trucos para hacerte levantar del asiento. Pero no me provocan nada las cosas paranormales, por ejemplo, fantasmas, películas de terror. Esas más bien me dan gracia.»
El escritor Abelardo Castillo decía que a un escritor no hay que preguntarle qué le angustia, porque ese tipo de emociones ya están delineadas en sus libros. Pero también reconocía que si se le preguntaba a un autor si la vivencia de un personaje estaba basada en su propia realidad seguramente contestaría: “No. Evidentemente es un personaje mío que no tiene nada que ver conmigo”. Éste no es, claramente, el caso del guionista argentino Guillermo Salmerón y su primer julepe llevado a escena.